Se presentaron herramientas financieras, propias a aportadas por terceros, que permiten a las autoridades locales y a los agentes privados la realización de las actuaciones imprescindibles para adaptar las infraestructuras del territorio y las actividades económicas al problema climático. Ello es un posible real dentro de las reglas de estabilidad presupuestaria y de los criterios de rentabilidad de las empresas privadas.
Una vez mas estamos en el punto clave sempiterno: pasar del plan a la acción, ahora con motivo de la lucha contra el cambio climático. La acción, por su parte, es inversión, y a ser posible inversión concertada entre todos los agentes, las autoridades locales que organizan, ordenan y promueven, las empresas de la economía real que modernizan sus empresas para mantener la rentabilidad a largo plazo y anticiparse al cambio climático y los financieros que movilizan sus activos para conseguir la mejor retribución dentro de su margen habitual de seguridad.
La Diputació de Barcelona y los ayuntamientos de la provincia han acumulado experiencia suficiente en la elaboración de planes para la energía sostenible y el clima y algunos de ellos han pasado a la ejecución de las acciones nucleares de eficiencia, mitigación, adaptación.
Compartir con las entidades locales, los inversores privados, los sindicatos y los financieros las herramientas financieras desarrolladas, promovidas en ocasiones por la Comisión Europea, a través de la subvención a determinados proyectos, es el objetivo principal de la Sala.
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