Euronet 50/50 max es un proyecto europeo que tiene por objetivo principal la reducción del consumo energético en los edificios y los equipamientos públicos a través de acciones centradas en el cambio de los hábitos en el manejo de la energía de los usuarios.
Es un proyecto liderado por la Diputación de Barcelona, financiado por el ya viejo programa Energía Inteligente para Europa, con una duración de tres años 2013-2016. Participan 16 socios de 13 países distintos, 500 escuelas y 50 edificios públicos (oficinas,, polideportivos, centros culturales y otros equipamientos municipales) que comparten metodología de trabajo, experiencias y acciones para avanzar hacia un objetivo común: reducir el consumo energético de los servicios municipales.
El 50/50 es un concepto desarrollado en Alemania, que se empezó a aplicar en las escuelas de Hamburgo en 1994. La idea principal se apoya en dos aspectos fundamentales: la implicación de los usuarios en el desarrollo de acciones para reducir el consumo energético y la introducción de un incentivo económico al ahorro energético. Se aplica en instalaciones donde quien paga las facturas no es directamente el responsable del consumo energético del edificio.
El fundamento del 50/50 es conseguir un ahorro energético con la aplicación de buenas prácticas de gestión energética, a través de una fórmula de incentivación: Del ahorro medido durante un año, el 50% será para el ayuntamiento (que es quien paga la factura) y el otro 50% será para el colectivo que utiliza el edificio (alumnos, padres y maestros en las escuelas, entidades deportivas en los polideportivos, trabajadores y trabajadoras en las oficinas,...).
Euronet 50/50 max tiene su origen en un exitoso proyecto previo, Euronet 50/50. En éste se probó la metodología en 58 escuelas y 43 municipios. Los resultados fueron muy buenos: el 70% de las escuelas consiguieron ahorros energéticos cifrados en más de 1.100 MWh y 2.100 € de media y evitaron la emisión de 340 toneladas de gases de efecto invernadero.
Euronet 50/50 max permite avanzar hacia escenarios municipales más sostenibles con la implicación de la sociedad. Introducir el ahorro energético en los edificios públicos sin hacer inversiones implica trabajar en un cambio de hábitos, en una optimización del consumo sin reducir el confort. Requiere tiempo, imaginación, paciencia, capacidad de negociación, etc., si bien este esfuerzo se ve rápidamente compensado con la respuesta de los usuarios y con los ahorros que se consiguen. A la vez, esta implicación ayuda a los ayuntamientos a alcanzar los compromisos adquiridos con su adhesión al pacto de alcaldes reduciendo las emisiones en las instalaciones municipales y en el municipio en general porque a menudo el cambio de hábitos adquirido se transfiere a otros espacios: familia, amigos, trabajo...Y esto es muy importante para conseguir municipios más sostenibles y avanzar en la lucha contra el cambio climático.
