La agricultura de conservación se basa en cultivar produciendo una mínima alteración del suelo (siembra directa), manteniendo una cobertura permanente y realizando rotación de cultivos. Por otra parte, la agricultura de precisión promueve un uso más eficiente de los insumos reduciendo los solapamientos entre las diferentes pasadas de la máquina y la variable específica del sitio técnicas de distribución. Ambas constituyen un conjunto de técnicas agrícolas sostenibles, que, a través de ahorro de energía y el efecto sumidero de carbono atmosférico, contribuyen a una reducción notable en las concentraciones de gases de efecto invernadero atmosférico. LIFE+ Agricarbon ha reforzado las sinergias producidas por su utilización conjunta.

Gracias al empleo de la agricultura de conservación en este proyecto, se ha potenciado el efecto sumidero de carbono del suelo, aumentando hasta en un 56% sus contenidos en comparación con la agricultura convencional. La media de esta mejora se ha situado en un 30%. Además, no solo se ha fijado carbono al suelo, sino que además se han reducido las emisiones de CO₂ desde el suelo en un 19% comparado con la agricultura convencional. Con respecto a la utilización de la energía, se ha ahorrado de manera considerable. Se estima en un 12% en trigo, 26,3% en girasol y 18,4% en la leguminosa. Estos ahorros causaron menores emisiones de CO₂, correspondientes a 176 kg/ha para el trigo, 73 kg/ha para girasol y 86 kg/ha para leguminosa. Esto supone que la superficie ocupada por cultivos bajo agricultura de conservación y precisión ha fijado 1.296 t más de CO₂ y se han emitido a la atmósfera 20 t menos de CO₂.

Pero los beneficios de aplicación de estas prácticas no sólo se ciñen al ámbito medioambiental, sino que abarcan también el ámbito económico, siendo técnicas viables para el agricultor desde dicha perspectiva. Así pues, la rentabilidad a favor de la agricultura de conservación y precisión ha sido considerable, dado que estas producciones se han logrado además ahorrando costes. Se estima por cada campaña un ahorro de 59,6 €/ha en el trigo, 72,7 €/ha en el caso del girasol y 62,0 €/ha en leguminosas. En porcentajes, los ahorros de costes fueron del 9,5% en trigo, 21,6% en girasol y 15,4% en leguminosas.